TRADICIONES QUE NO MUEREN






M O L I N O
S O L A N O
Mi nombre es José Guadalupe Solano Domínguez, primo del famosísimo Domínguez Nosotros fuimos cinco de familia, y solo yo me dedico al oficio de molinero, que lo aprendí de mi padre, el se llamaba Luis Solano Vázquez, originario de Lagos de Moreno y que se dedico por algunos años a la arriería; el acarreaba principalmente carbón, y por cuestiones de la guerra de 1910 se quedo un tiempo aquí en Colotlán, después le gusto la región y se avecindó en Colotlán desde 1911, Por esas mismas fechas, y por la misma causa, la guerra, fue que mi mama, Maria Domínguez Acosta, y su hermano Esteban, se vinieron del Teúl a Colotlán, fue aquí donde se conocieron y se casaron mis padres, en el año de 1913.

Mi papá se trajo a loma de mula desde Guadalajara la primer maquina de vapor para el molino, esa maquina trabajaba con carbón. Era una maquina enorme, con varias calderas; el armatoste ocupaba el espacio de dos cuartos. El primer molino lo puso en la Calle Niños Héroes, donde es la casa de Luis Salazar, después le ayudo a mi tío Esteban a poner su propio molino.

Yo estudie la mayor parte de la primaria donde estaba el curato, que hoy es el mercado, y termine el ultimo año en el colegio, porque se cayo el edificio y como nos traían errantes: que en la prepa, que en San Nicolás, que donde vive Tito Martínez y aun poquito mas arriba. Así que dijo mi madre: -No, nomás andan pa arriba y pa abajo, mejor lo metemos al colegio. De tal manera que allí termine yo mi primaria, y tristemente también mi carrera escolar, y es que en ese tiempo comencé a trabajar.

Yo aprendí el oficio de molinero mas de fuerza que de ganas, porque mi papá murió en 1958, cuando yo tenia apenas 10 años de edad. En ese año se abrió la secundaria, pero en lugar de entrar a la escuela, me tuve que poner a trabajar, junto con mis hermanos -Nos toco mala suerte, y pos ya cual escuela, puro trabajar.

A mi ya no me toco trabajar con la primer maquina de carbón que compro mi padre, yo empecé con una maquina de petróleo y otra de gasolina. Tiempo después entro lo eléctrico, con la corriente que venia de la presa de Excame. Eso fue en 1960 y yo me modernice también y me compre un motorcito eléctrico. -Es el mismo que tengo todavía trabajando aquí en el molino. En aquel entonces se reparaban mucho los motores, porque la energía entraba muy mala y los descomponía, ahora ya casi nunca sucede eso. En aquellos tiempos toda la gente torteaba a mano, y también se molía maíz para los puercos, para los pinoles y las cajetas de membrillo, además de otros granos, como el sorgo, la cebada y el trigo. Yo tenia un molino especial para los granos y lo trabajaba en la otra tienda.

Cuando entraron las tortillerías todo empezó a cambiar, al principio no lo resentimos pero después si. La primer tortillería entro por allí por el año de 1964, la trajo don Antonio Flores y la instalo en el mercado viejo. Ellos al principio molían su maíz con nosotros, pero después compraron su molino y comenzó a disminuir la molienda. Cuando entraron los tractores con sus molinos, también se acabo parte del negocio. Antes la gente venia a moler sus pinoles y sus granos para hacer sus panes caseros. Pero en los años ochenta se acabo también eso.

Yo todavía muelo bastante nixtamal, sobre todo para la gente que le gusta hacer sus tortillas en casa. La principal clientela es la gente que todavía le tiene arraigo a esto, ya la generación nueva no. Por eso va bajando esto, la gente nueva no conoce de esto, de su proceso. Algunas familias han enseñado a sus hijos y siguen viniendo a moler su maíz, mucha gente viene todavía de Santiago, de Santa Maria, pero es sobre todo la gente que tiene su parcela y cada año guarda su maicito. Mucha gente del pueblo también lo compra en las tiendas, y vienen a molerlo aquí conmigo o al otro molino, de don Rubén. Hubo un tiempo en que hubo ocho molinos de nixtamal en el pueblo: estaba el de nosotros y el de mi tío Esteban Domínguez; don Daniel Meza tenia tres; En la esquina de San Nicolás había otro; en Zaragoza, un Sr. Carrillo puso el suyo. En la actualidad ya solo dos molinos muelen nixtamal; el mío y el de Rubén del Real, en tanto que el molino de mi primo Domínguez solo muele maíz y pinole.

Aquí nosotros distinguimos muy bien el maíz que es del pueblo y el que viene de otro lado. El maíz que nosotros cultivamos es un maíz rico en aceite, el que viene de otro lado, no tiene tanto aceite, es mas bien seco. Por ello las tortillas que se producen con nuestro maíz son mucho mas ricas. Cuando mueles el otro maíz parece polvo, no quiere integrar la cal, y las tortillas quedan secas y masudas. Aquí con nosotros todo lo que es el alto produce un maíz excelente, se nota luego luego en las tortillas, son suavecitas, blanditas y con un sabor mas dulce.

Moler pinole era una tradición importante de nuestro negocio, pero desde los ochentas esa costumbre se perdió, ahora quienes encargan pinoles son la gente de los ranchos y los ricos de Colotlán, lo mismo que la cajeta de membrillo. Antes teníamos muy buenas huertas de membrillo, grande y con mucho sabor. Desafortunadamente las huertas de aquí de Colotlán ya se acabaron y de donde viene ahora el membrillo bueno es de Santa Maria y del Refugio. También saben traer un membrillo de Guadalajara, pero ese no sirve, es muy grande y no tiene sabor. Para una cajeta buena, no hay como el membrillo de aquí.

El pinole es un producto muy alimenticio, muy bueno. Según como lo hagan, aquí nosotros lo hacemos con maíz colorado (tostado), habas, garbanzo, arroz, canela, azúcar, cacahuate, chocolate y anís. Mi papá decía: -¡Para que las mamas críen a sus criaturas no hay como comer pinole¡ Los arrieros por eso cargaban su bolsa de pinole, su carne seca y su leche en guajes. con eso era suficiente para aguantar las largas jornadas de camino. El pinole da mucha energía y todavía hay mucha gente que manda hacer su pinole y para esto hay personas que tiene muy buen sazón para hacerlo y se dedican a eso. Por ejemplo hay una señora de aquí de Santa María que a cada rato me trae a moler de 50 a 60 kilos de pinole, de pura gente que le hace sus encargos.

En el tiempo en que todavía teníamos huertas, en las épocas de cosecha, molíamos mucho, yo empezaba a las cinco de la mañana y hasta después de la tres de la tarde todavía estábamos trabajando. En aquel entonces había mucha fruta, y se venían los señores de aquí de Chihuahua a venderla. La jícama, la naranja, el durazno, el quiote, la caña criolla y muchas otras.

En la actualidad el negocio no da para hacerse uno rico, pero si me da para comer, eso si. Mi única preocupación es que mis hijos no quieren aprender el oficio, y eso es lo que me da pendiente.




Una de las clientas del molino viene casi cada tercer día desde Santa Maria a moler su maíz con el señor Solano. Ella dice que las tortillas son mas buenas con el maíz que siembra en su parcela. Ella aprendió con su abuelita todas las tareas domésticas: hacer salsa en el molcajete, tortillas a mano, moler en el metate, hacer pinoles para los atoles. Y ella misma dice :- “Mis hijas no siguen la tradición, pero si se comen muy bien mi comida” Ellas dicen que eso es para gente de antes, que no es para la gente moderna, que para eso ya hay licuadoras, tortillerías y muchos adelantos mas.

Uno de los problemas que encontraron los primeros molineros de nixtamal, fue que la masa salía negra y con sabor a fierro, así que retomaron el principio del metate y les construyeron las muelas de piedra volcánica.

Los molinos de trigo, que había en Colotlán en los años cuarenta, usaba unas piedras muy grandes, de casi un metro de circunferencia, funcionaba con un motor diesel y unas bandas grandísimas. Todo por dentro era de madera. Antes de Colotlán salía la harina, y se sembraba todo el plan de Santiago y se vendía en la región y Zacatecas.


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