El maíz


En el principio fue el maíz, y fue la tierra
y fue un tiempo en que alimento y sudor fueron hermanos,
que no bastaba la palabra para hacer la guerra;
que no había mayores motivos para enconos
que no se podía vivir atado a la rencilla


en el principio solo fue mirar el horizonte y descansar la vista
en el tiempo circular de la rueda y la labranza,
de los tiempos de lluvia de los tiempos de sembrar y recoger,
de ventear la canícula
de esperar a que escampara la tormenta
de vivir en santa paz
recogidos para adentro,
de esperar por el curso del destino
de hacer lo que se debía hacer,
de llevar los ciclos de la vida en su inmutable devenir,

en el principio siempre hubo un principio
y nunca hubo final
en el principio había el pastor y su palabra
y no se agotaba ni el pastor ni la palabra
porque siempre encontraba nuevos manantiales
nuevos abrevaderos y cuando se quedaba mudo
entonces venia la mano y hablaba mas alto y mas firme que palabra alguna;


y fue entonces que llegaron
aquellos que habían sido puestos en camino por la palabra
y llegaron a lomo de animal
enfundados en sus deseos de querer la tierra
de hacer de ella un campo florido y abundante
de hacer que lo estéril se alejara con el viento y la borrasca,


y volvimos a tener otro principio,
como siempre ha sido un principio que marca punto del final,
que inicia una nueva vuelta de la vida,
que desde siempre ha estado allí.

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