El maíz II





De padre a hijo, de generación en generación se transmitieron los tiempos, los secretos, los rituales en los que se cosechaba el maíz, y se aprovechaba todos los derivados de una cosecha. Era distinto a las formas de la actualidad, las personas antes hacían su trabajo con escasa tecnología, pero se ingeniaban para crear sus propias formas de trabajo.




CULTIVO DEL MAIZ

La gente de antes era en extremo observadora, vivían en contacto con la naturaleza, la respiraban, la entendían, las respetaban y obraban conforme ella les indicaba. Desde la cosecha anterior ya habían separado sus mejores granos para la siguiente siembra, realizando una selección minuciosa que conducía a un mejoramiento natural de sus semillas. Apenas iniciaba el año y ellos tomaban sus lecturas de cómo se vendría el siguiente temporal. En esos primeros meses comenzaban a decidir el mejor tiempo para sembrar y actuar en consecuencia. En el temprano mayo o ya más entrado el temporal, en las primeras lluvias. En consecuencia los campesinos preparaban la tierra para empezar a cultivar.

Antes de las lluvias, se volteaba la tierra con una yunta de bueyes, compuesta además de los animales, por un arado y un yugo, que era un palo que se les ponía a los bueyes sobre el cuello, el arado llevaba una reja en la punta inferior, que servía para abrir la tierra.

Después de haber volteado la tierra, esperaban que las primeras lluvias mojaran la tierra, ni muy mojada ni muy seca, y con el arado se abría la tierra, para lo cuál se le colocaban las orejeras, las que ayudaban a que se extendiera la tierra, y detrás de el arado se colocaba el sembrador que iba echando los granos de maíz de uno en uno, a una distancia de unos 40 centímetros, el uno del otro.

Una vez depositados los granos en el surco, se regresaba la yunta tapándolos y así sucesivamente hasta terminar toda la extensión que se fuera a sembrar. Con una yunta de bueyes se sembraba aproximadamente unos 50 litros de maíz, y se tardaban unos 15 días.

LO QUE SE TARDABA EN SALIR LA CAÑA

A los 5 días de sembrada la tierra empezaban a salir las primeras cañitas. Y a los 8 días, ya habían brotado, todas aquellas que deberían haber brotado, creían que no iban a salir ninguna caña más, a muchos les funcionaba y a otros no.

A los 22 días después de haber sembrado, ya se le podía dar una escarda a la tierra, con el mismo arado con el que habían sembrado, pero con una orejera, un poco más chica. La cuál iba a un lado de las cañas, la cuál siendo mas chica, no las tapaba o aterraba con la misma tierra que iba abriendo, y la otra orejera era mas larga, parecida aquella con que se sembraba. Igual que cuando se sembraba se daba vuelta por el mismo surco. Esté era un proceso en el que se tenía que tener mucho cuidado porque los animales a veces eran muy broncos y podían golpear a los que iban sembrando. Casi todos los hombres tenían un mismo estilo para hacer este proceso.


SEGUNDO BENEFICIO PARA LA TIERRA

Este segundo beneficio para la tierra se hacia con el arado por en medio de el surco, aquí si cambiaba la forma de hacerlo, porque cuando daba vuelta el arado se cambiaba al siguiente surco. Esto era para que el surco se hiciera más hondo y cuando lloviera, la tierra guardara más tierra y humedad.“Este era el ultimo beneficio hecho para la tierra”.

CREENCIAS Y CALCULOS DE LAS PERSONAS DE ANTES


También se sabía que a los 3 meses después de haber sembrado ya había elotes, y 15 días después de haber salido ya todos los elotes, se cortaban las espigas de la caña, con una herramienta llamada zacatera. Con estas espigas se hacían unas llamadas brazadas, que se iban poniendo a una distancia de unos 10 metros. Ya estando cortada la espiga se dejaba que se secara y servia como un alimento para sus animales que eran muchos en aquel tiempo, y era los mejores e incluso era de los que mas les gustaban.



MONOS DE TAZOLE

El tiempo para hacer los monos de tazole, que era la manera en que se guardaba la pastura, era cuando ya se había secado la espiga de la caña. Estos monos se hacían en la madrugada, antes de que saliera el sol, con el fin de que todavía estuviera mojada la espiga con el roció de la madrugada, Porque al salir el sol se seca la espiga y se quiebra muy fácilmente, entorpeciendo la labor. Los monos se hacían con las espigas, estas las amarraban con unas varas, llamadas varaduseas. Estas varas se partían por la mitad, se amarraban de las puntas de las mismas varas, después por la mitad de las brazadas de las espigas, esto era para darles la forma a la cintura. Y con unas varas más cortas se amarraba la parte de arriba, formando la cabeza del mono. Después se dejaban los monos en los barbechos para que se secaran. Los cuales una vez secos los guardaban en almacenes para utilizarlos como forraje para los animales.


DESPRENDIMIENTO DE MAIZ DE LA MAZORCA

Una vez que se había secado el elote, seguía la llamada pizca del maíz.

Para esto, los hombres se colgaban unas quiliguas (contenedores o canastas grandes hechos de mimbre), en los cuales iban recogiendo las mazorcas, que cortaban de surco en surco, algunos o la mayoría hacían montones en el campo, o los vaciaban en costales de ixtle, en donde el producto se maltrataba menos. Después babeaban las mazorcas, en una parte donde les diera el sol para que se fueran secando poco a poco, y ya que estuvieran secas, se pasaban al llamado desgrane, que era el proceso en el cual se desprendía el maíz del olote, ellos hacían unas llamadas oloteras, para que se les facilitara y lo hicieran más rápido. Estas oloteras las hacían con los mismos olotes, los cortaban muy parejos todos, y les daban una forma redonda.

EL NIXTAMAL

Una vez pizcado el maíz se hacía el nixtamal. Se ponía el maíz en un balde, y se agregaba agua, en cuanto lo tapara y se le agregaba cal, según la cantidad de maíz que se fuera a preparar de nixtamal. Se ponía el balde a fuego lento, procurando que no hirviera el agua. Para saber si ya estaba listo el nixtamal, agarraban un grano de maíz, lo refregaban en los dedos y si el grano se pelaba, el nixtamal ya estaba listo. Al siguiente día, las personas procedían a molerlo en metate, o en un molino casero, y el producto es los que llamamos masa. Con los que se prepara: tortillas, tamales y atole blanco.

LAS CABAÑUELAS

La gente de antes creía que en los primeros días del año, era posible saber cual iba ser el tiempo para todo ese año, a ello le llamaban las cabañuelas. Cada uno de los días entre el primero y el doceavo, representaría el clima para cada uno de los meses del año.
Y después se iban a regresar sucesivamente de día en día como por ejemplo, el 13 de enero iba a ser noviembre, el 14 iba a ser octubre, y así hasta que saliera todo el año. De allí tomaban sus lecturas y actuaban en conformidad, en sus predicciones para el temporal. Ellos creían que las aguas iban a llegar después del miércoles de ceniza, cuatro meses después.

L.C.

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