El templo de san Nicolás es un ejemplo de la arquitectura alejada de los cánones metropolitanos y más interesada en solucionar las necesidades colectivas. En el lugar que ocupa actualmente la Iglesia de san Nicolás estuvo la primer capilla que hubo en la región, y las crónicas cuentan que una inundación y la feracidad de las hormigas destruyeron los cimientos provocando su destrucción en 1826; en ese mismo año se comenzó la construcción actual en la que encontramos esa nueva arquitectura propuesta con una base academicista flexible en cuanto a la incorporación de estilos, así la fachada principal del santuario de san Nicolás de orden clásico con sencillas pilastras jónicas dóricas que se repiten en un segundo cuerpo, enmarcan la puerta principal y la ventana del coro, cuyos arcos de formas lobuladas hacen referencia al estilo gótico y, como remate, un frontón aguzado con un nicho y una claraboya. Esta combinación es precisamente una característica de la arquitectura realizada en nuestro país después de la independencia; tiene su origen en una revisión de los estilos arquitectónicos o más bien dicho una adaptación de lo conocido y lo que se creía como funcional para aquellos lugares. Como obra terminada la iglesia de San Nicolás Tolentino es un conjunto que destaca por su intención de originalidad, el alarife constructor de la obra busco armonizar de manera novedosa diversos elementos de arquitectura religiosa, entre los que destacan los arcos lobulados de puerta y ventana enmarcados con sencilla arquivoltas y que con el remate se asemejan a ala arquitectura gótica primigenia. Con este esbozo se introduce en la región el estilo neogótico.
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