Arquitectura en Colotlán


El templo de san Luis Obispo fue proyectado para ser la joya más brillante de la región. El 11 de febrero de 1774, don Joseph Santiago Belís, gobernador del Barrio de Tlaxcala, el cura Miguel Antonio Gómez y el maestro de arquitectura Raphael de Hernan, dirigieron una rogativa al obispo Alcalde en la que le informaban del mal estado en que se encuentra la iglesia parroquial:

Por estar desplomándose y amenazando ruina por su mucha antigüedad, y débil construcción. Por lo que, y tener paraje contiguo de más extensión y comodidad en que fabricar nueva iglesia parroquial ocurro a la característica y devota conmiseración de v. Exa. Suplicándole se digne conferirnos la superior licencia para la dicha fábrica la que a expensas de nuestro sudor y trabajo concurriremos gastos hasta su total perfección todos los hijos de los pueblos sujetos a este curato. Archivo del arzobispado de Guadalajara. Colotlán, carpeta 2,f.4.

La licencia fue concedida por el virrey Antonio María de Bucarelí y ratificado por el obispo alcalde el 7 de junio de 1774; la iglesia se comenzó a construir y siguió un ritmo normal durante los siguientes 10 años, en 1790 don Félix Calleja informa lo siguiente:
En Colotlán, la iglesia es muy regular y muy bueno su ornamento, cada uno de los dos arrabales tiene su iglesia particular, decente y en buen estado. Hay empezada y bastante adelantada una muy grande y demasiado costosa, fabricada de piedra que hace cinco años que se suspendió su obra por falta de dinero, si se concluye podría aprovecharse la antigua en hacerse de ella granero publico y escuela de primeras letras, que ni uno ni otro hay en el pueblo.

De esta iglesia se llegó a levantar la portada principal de estilo barroco a imitación de la de Zacatecas, la penuria económica de la región y la falta de iniciativas prolongó la suspensión de la iglesia por años, en 1820 el cura Ignacio Suárez reporta que los pocos recursos de la parroquia los emplea en la construcción de la Nueva Iglesia.

En 1839 el párroco José Tadeo Suárez informó al obispo de Guadalajara que con los mil pesos existentes en la parroquia se proponía continuar con la iglesia de piedra comenzada hacia muchos años, para lo cual la gente se había comprometido a ayudar, unos con trabajo personal, otros con dinero y otros con materiales. El impulso definitivo para su culminación lo dio en 1849 el padre basilio Terán recién llegado a Colotlán como vicario cooperador del notable cura don Andrés López de Nava; el dinámico padre Terán se dedico a hacer mejoras materiales en el pueblo y a acelerar la construcción del templo, el cuál estuvo concluido en 1862. El nuevo alarife don José María Martínez, consideró que la fachada de estilo barroco a medio construir debería de ser sustituida por algo sobrio y moderno, y tomó el esquema neoclásico difundido en México desde la fundación de la Academia de san Carlos. El diseño interior y exterior del templo son de estilo clásico, el frontispicio es de tres cuerpos limitados por pilares rematados con capiteles jónicos, el primer cuerpo es el de mayor altura y enmarca la puerta, en el segundo disminuye la altura y enmarca la ventana del coro, el tercero es el más pequeño y al centro se encuentra un nicho con la escultura de san Luis Obispo de Tolosa; remata con un frontón triangular. Las entradas laterales son sencillos pórticos formados con pilastras de capitel compuesto, que terminan con un entablamento de orden corintio. En el interior destaca el ciprés de forma cuadrada con dos cuerpos, la decoración pictórica y el mural con el tema “La expulsión del paraíso terrenal” realizado por Gerardo Martínez en 1942; la cancelería interior que protege las entradas está hecha de madera tallada que recuerda la filigrana de la plata y la cantera tallada. La empresa del padre Terán no era perfecta, el frontispicio presenta problemas de simetría y el campanario esta inconcluso; es sin embargo, un testimonio material de las aspiraciones estéticas de una comunidad y de la información que los alarifes tenían ene se tiempo.

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